domingo, 1 de julio de 2018

Nancy condesa de Chinchón en apuros (segunda parte)


Nancy condesa ha vuelto a su querido Chinchón a supervisar las obras de su castillo—palacio. ¡Cómo añoraba su pueblo! En ningún otro sitio se vive tan bien como en Chinchón.


La condesa se dirige al castillo por la C/Convento. La cuesta es pronunciada y con su elegante vestido y levita se hace costosa la subida. Ojalá hubiese un autobús para subir hasta allí, piensa la condesa, podría subir cómodamente y los vecinos podrían también subir a contemplar las bellas vistas de Chinchón que desde allá se divisan.


Una vez en el castillo, comprueba que las obras van a buen ritmo y según lo proyectado. Afortunadamente no hay sorpresas ni sobrecostes. Le insistió mucho al contratista sobre la importancia de no salirse del presupuesto, ya que no quería desprenderse de ningún otro bien para poder finalizar la reforma. 


La verdad es que la venta de los campos de almendros al vizconde del Castillo de Almansa, aunque necesaria para poder reformar su palacio, le pesa en su conciencia y ha puesto en entredicho la reputación del condado.


Bajando del castillo piensa que es necesario diversificar sus negocios para evitar que un episodio así se repita. No puede permitir que su suerte y el nombre del condado dependan solamente de la benevolencia de las cosechas. 


Una vez en el casco histórico, pasa por la Casa de la Cadena, también de su propiedad. Con todo el turismo que hay últimamente en Chinchón, podría montar allí un hotel, piensa para sí. En esta casa se hospedó el mismo rey Felipe V, por lo que podría comercializarlo con el eslogan: ¡Casa de la Cadena, dormirás como un rey! No obstante, la cercanía del Parador de Chinchón (justo enfrente) podría suponer una dura competencia y finalmente descarta la idea.


A continuación Nancy condesa se dirige al convento de las Clarisas, que fue fundado por sus antepasados los V condes de Chinchón. Las monjas la reciben con entusiasmo, por ser la condesa una gran benefactora del convento, y le ofrecen sus deliciosas roscas y magdalenas. ¡Qué delicia! La condesa, mientras charla con ellas y degusta los dulces, piensa que podría comprarles sus recetas para montar un horno de mayor tamaño y comercializarlas por todo el mundo. 


No obstante, descarta finalmente su idea tras razonar que el convento se quedaría sin su principal fuente de ingresos y podría perjudicar a la congregación a largo plazo. 



Antes de abandonar el convento, la madre superiora la detiene en la entrada y le comenta que uno de los retablos de la capilla tiene termitas, y que no tienen recursos para repararlo. Tampoco conocen de ninguna subvención que pueda ayudarlas a mantener tan preciado patrimonio. La condesa la tranquiliza y le dice que tratará de buscar una solución.


Tras ello, la condesa pasa por la bella plaza porticada, orgullo de todos los chinchonenses. Los vecinos la reciben con vítores, ya que el condado ha hecho mucho por Chinchón a lo largo de la historia. Varios vecinos se acercan a la condesa y le exponen su problema: a causa del turismo las calles del municipio están muy sucias, sobre todo tras los fines de semana. La condesa escucha sus quejas con atención e inquietud.


Un poco mas adelante, de camino a la iglesia, otros vecinos le comentan la gran cantidad de casas viejas que hay en el casco histórico que se encuentran en mal estado de conservación y suponen un riesgo para las personas que transitan las calles. La condesa comparte con ellos su preocupación. 


Y es al pasar frente a la estatua de su antecesora Francisca Enriquez de Rivera, esposa del cuarto conde de Chinchón (mujer que importó a España de América la quinina y ayudó así a curar a muchos enfermos de malaria) cuando descubre su verdadera vocación: la política le puede ser útil para ayudar a sus vecinos y solucionar sus problemas. Debería presentarse a las próximas elecciones municipales con su propio partido. 


El transporte público, la ordenación del turismo, la defensa del patrimonio, el fomento de la conservación de las viviendas y la lucha contra la despoblación serán sus prioridades.



Ya se imagina cómo será su cartel de campaña. Con el tirón que tiene entre la gente del pueblo, espera llegar a la alcaldía y, con el apoyo de sus vecinos, poder ayudar a su querido Chinchón a prosperar. 



Así, una vez más, los destinos de Chinchón y de su condado quedarán entrelazados y la condesa podrá continuar el legado de sus antepasados de mejorar el bienestar de sus vecinos y poner a Chinchón en el mapa de los pueblos buenos y bellos de España.

Nancy condesa de Chinchón en apuros (primera parte)


Nancy condesa de Chinchón atraviesa un momento difícil. Necesita realizar unas obras de mantenimiento en su palacio (el desván presenta goteras y le han recomendado cambiar toda la cubierta), pero no tiene liquidez suficiente para afrontar dicha obra, al haberse visto afectados sus viñedos por una rara enfermedad extranjera que ha reducido sus ingresos por la venta de la cosecha anual. Los problemas de los ricos, ya me entendéis.


Ni corta ni perezosa, la condesa ha decidido tomar cartas en el asunto para impedir el deterioro de su palacio. Para ello, ha pensado en echar mano a su patrimonio y vender parte de sus campos de almendros. ¡Quien tiene patrimonio, tiene posibilidades!


Para ello, se ha desplazado para verificar in situ el buen estado de las fincas y la corrección de la tasación que ha contratado. Nada mejor que saber con certeza los puntos fuertes y débiles de los terrenos para afrontar una negociación de compraventa.


Su sorpresa ha sido encontrarse los almendros en plena ebullición primaveral, cargados de flores. ¡Qué preciosidad! 


Será una carta a mi favor, piensa para sí, muchas flores significan cosecha abundante de almendras. Me ayudará a conseguir un mejor precio por mis terrenos.


Una vez vistas las fincas, se dirige a los aposentos del vizconde del castillo de Almansa. Subiendo la larga escalinata hacia el castillo, piensa en la necesidad de que la operación salga adelante.


Una vez en el castillo, espera a ser recibida por el vizconde, que no sabía de su visita. Le da cierta rabia depender de las decisiones del vizconde, noble de título inferior al suyo. Pero poderoso caballero es don dinero, y el dinero es dinero, venga de donde venga.


La reunión con el vizconde ha ido bien, el vizcondado atraviesa un buen momento económico y estaba deseando ampliar sus dominios para crear un latifundio que permitiera maquinizar el cultivo. Por ello, han llegado a un buen trato. La condesa sale del castillo aliviada. Con el compromiso vizconde ya puede mirar al futuro con más confianza.